Mauro Quintero es un apasionado de los idiomas. Tras casi dos décadas trabajando en Sotrafa, una empresa de transformación de materias plásticas que exporta a más de 80 países, ha tenido que comunicarse con distribuidores y consumidores de todas partes del mundo. Domina el italiano, y ahora se ha lanzado a por el inglés. Fue entonces cuando decidió apostar por Robling School. Se inscribió en la academia de la calle José Gaos número 25 de Huércal de Almería hace tres años. En este tiempo no solo ha obtenido su título B1, sino que ya prepara el B2.

¿Cómo conociste Robling School?
A través de un amigo, que me dijo que era un gran sitio. Es curioso, porque, tras seis años aprendiendo italiano, y a estas alturas de mi vida, jamás me veía apuntándome a una academia. Fui a probar, pero estoy encantado. Se aprende mucho, porque escuchas diferentes tipos de acentos.
¿Qué es lo que más te gusta de Robling School?
Que siempre te sorprenden con algo. Alucino con la cantidad de ideas que tienen. No hay dos clases iguales. Normalmente, suelo comentar con mis amigos lo que hago en la academia, y todos coinciden en que son cosas que ellos jamás han hecho en otros lugares. No digo que este modelo sea mejor o peor que los demás, pero es un estilo dinámico y ameno que te engancha. Por poner ejemplos, en Robling School he vivido talleres de cocina, de música o de teatro. Ahora nos han sorprendido a todos con el servicio de biblioteca, a la cual he donado varios libros. Son actividades que complementan el aprendizaje.
¿Has evolucionado mucho desde que empezaste en Robling School, hace ya tres años, hasta hoy?
Sí, sin duda. En Robling School hablas inglés desde el primer minuto. Además, consiguen que te guste el idioma gracias a las diferentes actividades que realizan. La evolución es muy rápida. Tanto es así que mis dos hijos están apuntados a la academia. No me lo pensé, y ellos están encantados.
Queda demostrado, por tanto, que el inglés no es solo cosa de niños…
Nunca es tarde para aprender un idioma. Los adultos nos tomamos el inglés de otra manera, al no ser ya una obligación. A mí, por ejemplo, el venir a clase me relaja y hace que olvide el estrés del trabajo. En Robling School intercambio mucha información útil con quienes me rodean, como películas o libros de interés. Eso hace que se creen unos vínculos muy profundos. No veo al personal de la academia como profesores, sino como amigos.